si no lo veo, no lo creoA lo largo de nuestra vida hemos recibido incontables señales, todas ellas nos han llevado a entender quienes somos. Ellas nos siguen guiando como faros hacia la comprensión de nuestro ser.Un cartel, una palabra, el encuentro inesperado de un amigo que hacía años no veíamos, unas vacaciones, un símbolo, una canción determinada en algún lugar remoto, todas ellas son señales, a veces no las percibimos. Hay personas que no saben de su existencia y otras las vemos en todas partes de forma obsesiva .Lo importante es que siempre están ahí, a nuestro alrededor como amigas fieles, esperando una mirada, una reflexión.

También en nuestro camino los sueños forman parte de nosotros, son grandes aliados que nos muestran aquellas partes que debemos de sanar, aquellas preocupaciones que aún están instaladas en nuestra mente o en nuestro corazón. A veces nos avisan de incertidumbres que existen en nuestro entorno, mostrándonos a través de símbolos cómo podríamos solucionar o mejor dicho, entender la situación concreta que nos perturba. A través de los sueños podemos viajar a otros estados de nuestra conciencia que permanecen en otras dimensiones, nos deslizamos de nuestro estado material a otros más sutiles.

En ocasiones y sin haber leído ningún libro, tenemos nuestras propias teorías, nuestras propias tesis sobre hechos, sobre la historia, ciencia, informática, ideas innovadoras, nuevas formas de sanación, conceptos filosóficos, pensamientos nuevos. Y de repente un día encontramos en un libro, en un cuadro o en una conferencia, todas esas ideas y conjeturas que previo habíamos pensado, ¿no es maravilloso?, ¿qué es lo que está ocurriendo?Otras veces, nos adelantamos a acontecimientos que van a suceder y no me refiero a grandes hechos, sino a los cotidianos, a los que nos rodean día a día y entonces nos decimos. ¡Esto ya lo había pensado antes de que sucediera!

 

También forma parte de nuestra senda las meditaciones, y llamo meditaciones a estar un momento o un instante a solas con nuestro ser. Cuando hacemos meditaciones guiadas o bien estamos tranquilos en nuestra casa, y tenemos ese tiempo dedicado a nosotros, nos relajamos, escuchamos una música que nos agrada…nos sentimos en paz, es entonces cuando nos transportamos a otros estados.

Los pensamientos y la imaginación nos llevan a otros paisajes distintos a los comunes, nos trasladamos a escenarios diferentes en otro tipo de frecuencias ¿os habéis preguntado qué significa esto?Qué significa cuando veis a una persona por primera vez y os da un vuelco al corazón o cuando vuestra alma tiembla al sentir y vibrar en una geografía distinta de la que nacisteis. Qué ocurre cuando una melodía penetra en vuestros recuerdos más profundos, recuerdos que ni siquiera pertenecen a esta vida y la nostalgia os envuelve sintiendo un recuerdo entrañable del cual no recordáis su origen, pero si, su aroma, su textura, quizás de aquella otra vida.

 

Amigos míos os podía estar nombrando cientos de hechos que nos hacen pensar e ir más allá de nuestras cegueras. Alguna vez me encuentro con alguna persona que lleva varias vendas en sus ojos, en sus oídos y en su corazón, que no le permiten percibir partes de su conciencia y me ha dicho la típica frase de “si no lo veo no lo creo”.Esta frase-refugio de las personas que tienen mucho miedo siempre se cae cuando se les habla desde el corazón a su corazón, cuando se les calma y tocamos su esencia… es ahí cuando algo cambia en ellos. Empiezan a recordar, a resonar con nuestras palabras, con la vibración de calma que reciben. Su estado de alarma se mitiga y nos resulta fácil hacerles entender que las casualidades no existen y que todo lo que nos rodea está lleno de redes energéticas, entramados que fluyen como nuestras venas, que llevan y traen información, sabiduría y que nosotros somos capaces de percibirlas, de nadar entre ellas y descifrar sus mensajes; es entonces cuando comienzan a entender que los pensamientos son energía y que si llevan emociones añadidas a veces son como balas, que atraviesan nuestra alma, que nos llevan a enfermar. Es entonces cuando entienden que las señales de nuestra vida si no las seguimos o no las vemos nos es más difícil avanzar en nuestro camino. Y así quizás también entiendan que todos somos uno, conectados entre sí por múltiples vínculos energéticos, que amarle a él es amar a la humanidad, es amarse a uno mismo, es amar al cosmos y es en ese momento cuando nos fundimos en un abrazo con aquel Ser que antes se mostraba tan reacio y que ahora lleno de amor entiende que no hay guerras ni luchas.

 

Hay caminos por los que hay que avanzar y aprender, caminos que nos aportarán experiencias, ni buenas, ni malas, tan solo experiencias. Ahora es un buen momento para comenzar a ver las señales, fundirte en tus sueños, acunar tu alma. Ahora, comienza a comprender las señales que te depara la vida.

Anael