La conciencia del Multiverso es la fuente de donde todos los hijos del logos habitamos.
Redescubrir el significado de algo tan sagrado y sencillo nos coloca en una situación distinta en estos momentos que estamos transitando.
Son muchos los siglos en los que el ser humano a creído ser insignificante, mínimo. Hemos estado sumergidos en sistemas de creencias donde el dolor y el sufrimiento era el pan nuestro de cada día, donde nuestro sendero estaba habitado por conciencias egregores, conciencias del miedo, conciencias de la desconexión con lo más sagrado de cada uno de nosotros, nuestro Logos, nuestro Sol, nuestra fuente, Dios.
Creímos en otras redes energéticas, las duales, lo bueno y lo malo, la suma y la resta, el amor y el odio, el cielo y el infierno. Esta es una malla dual que actualmente se está desenlazando de sus nudos, nudos anclados en ciertos templos y pirámides, algunos lagos, algunos discos manipulados. Esta red enlazó con nosotros, los seres humanos dándonos la posibilidad de entrar en un círculo de ideas, y sin sentires de sometimiento hacia el miedo y por lo tanto de un profundo desconocimiento de lo que en verdad somos, seres en vías de entender nuestra conciencia sagrada.
Hoy esta malla, que está desanudándose, comienza a despertar en nosotros sentimientos más amplios; sentimos que nos expandimos, sentimos que las creencias de la dualidad ya no nos sirven, que somos algo más de lo que nos han contado, que podemos sentir el mundo sutil, que nuestro linaje estelar está con nosotros. Podemos reconocernos y comenzar a transitar en plan divino. Pero no hay que engañarse, es ahora cuando comienza el verdadero tránsito de la humanidad, con mucha voluntad, perseverancia, y más honestidad que nunca, porque hay muchos seres humanos que crearon una personalidad basada en el miedo, y por el miedo inventaron unos patrones de comportamiento de cara al entorno, o a la sociedad, para no sentirse solos, para no sentir desprecio, y estas máscara les han llevado a tener en lo profundo de su corazón resentimiento, incertidumbres, vacios, hacia la humanidad, hacia la vida…estas emanaciones de energías guardadas durante mucho tiempo. .van a afluir..como corrientes de agua…hacia esta malla dual para desaparecer en conjunto hacia otro mundo que precise de esta experiencia… y es aquí cuando nos debemos de detener un rato y analizar.
Si un ser humano llevó toda la vida sin poder ser él, haciendo lo que debe y no lo que siente por miedo, por juicio, por culpa, y a ahora puede o se permite comenzar a transitar el cambio hacia la liberación….primero ha de redescubrir quien es… aflojar tensiones… no precipitarse…porque el camino del amor aún nos es desconocido..y si no tenemos prudencia y respeto, podemos cometer el peor de los errores, la soberbia, creer que todo lo controlamos, que todo lo dominamos, que tenemos derecho de sentir todo tipo de cosas, que todo se puede y es que en verdad hijos míos, solo el amor hacia la mínima partícula que habita en cada uno, es la magia para poder desarrollar de nuevo el correcto lenguaje del enlace supremo . EL amor no controla, libera; el amor no domina, expande sus alas; el amor no tiene derechos…permite, concede, permea; el amor no es poder, es la fuente inagotable de la luz que transforma cada aliento y alimenta los impulsos de nuestro entramado.
Solo a través de la Luz, el amor y la voluntad lograremos sincronizar nuestros latidos, ahora hay un nuevo pulsar, sintiéndonos seres sagrados debemos de transitarlo resignificando nuestro camino, nuestro sentir, nuestra magia. Ser más conscientes de nuestro ahora. Ser más responsables de cada palabra y acto. Creer en nosotros así como creemos en la fuente del multiverso. Esta es la transición planetaria y su purificación.
Caminemos juntos desde un lado diferente, desde toda nuestra conciencia estelar.
La malla de la conciencia Crística nos permea de su luz atemporal para comenzar a reprogramar nuestras células, y los códigos lumínicos que hay en cada uno de nosotros.
La conciencia del Multiverso es la fuente de donde todos los hijos del logos habitamos.